lunes, 19 de marzo de 2012

Lenguas

Lenguas de México
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La gran cantidad de lenguas que se hablan en el territorio mexicano hacen del país uno de los que poseen mayor diversidad lingüística en el mundo. Además del idioma español, cuyos hablantes en sus variedades locales constituyen la mayoría lingüística, se hablan en México sesenta y siete lenguas y agrupaciones lingüísticas indígenas. Por la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas que se promulgó en 2001, las lenguas indígenas y el español han sido declaradas lenguas nacionales por su carácter histórico, por lo que cuentan con la misma validez en todo el territorio mexicano.[1]
La relación entre el español y las lenguas indígenas ha pasado por diversos momentos desde que los europeos llegaron a América. En el caso mexicano, numerosas lenguas indígenas se beneficiaron de la labor intelectual de los primeros misioneros evangelizadores que mostraron un celo particular por aprender los idiomas nativos y cristianizar a los americanos en sus propias lenguas. Estos y otros intelectuales en los años posteriores a la Conquista produjeron las primeras gramáticas y vocabularios de las lenguas náhuatl, maya, otomí, mixteca y purépecha, entre otras, y adaptaron el alfabeto latino para escribirlas. En contraste con este interés, numerosas lenguas se perdieron antes de que pudieran ser estudiadas sistemáticamente, pues sus hablantes fueron asimilados culturalmente o exterminados físicamente. Por eso, en muchos casos quedan pocos o ningún testimonio de su existencia, apenas menciones de su existencia en algunos escritos y pequeños vocabularios. Se calcula que hacia el siglo XVI, en México se hablaban más de cien lenguas.
A partir de la independencia de México, se planteó la necesidad de castellanizar a todos los pueblos indígenas, pues se veía en la diversidad lingüística una dificultad para integrarlos a la sociedad nacional. Hasta el siglo XX, la única lengua de enseñanza y de gobierno era el español; los primeros intentos de alfabetización en lenguas indígenas tenían por objeto que los educandos adquirieran la escritura para después continuar el proceso educativo exclusivamente en español.
La población hablante de lenguas indígenas en México no es conocida con precisión. El censo del Inegi señala que se trata de alrededor de seis millones de personas, pero el dato corresponde sólo a los mayores de cinco años. La población étnica indígena fue calculada por la CDI en 12,7 millones de personas en 1995, lo que equivalía al 13,1% de la población nacional en ese año (1995).[2] A su vez, la CDI sostenía que en 1995, los hablantes de lenguas indígenas en el país sumaban alrededor de siete millones. La mayor parte de esa población se concentra en la región centro y sur del país.

Lenguas indígenas de México
México es el primer país con mayor cantidad de personas hablantes de lenguas amerindias en América con un total de 65 lenguas vivas registradas en el año 2010.[3] Sin embargo, en números relativos, la proporción de estas comunidades lingüísticas es menor en comparación con países como Guatemala (52,8%) y Perú (35%), e incluso a las de Ecuador (9,4%) y Panamá (8,3%) [1]. Excepción hecha del náhuatl, ninguna de las lenguas indígenas de México posee más de un millón de hablantes. El nahuatlahtohlli es la cuarta lengua indígena de América por el tamaño de su comunidad lingüística, detrás del quechua, el aymara y el guaraní.
Lenguas indígenas de México
Mapa de lenguas de México + 100 000.pngMapa de lenguas de México 20.000-100.000.pngMapa de lenguas de México - 20 000.png
Lenguas con más de 100 mil hablantesLenguas con más de 20 mil y menos de 100 mil hablantesLenguas con menos de 20 mil hablantes

[editar] Clasificación de las lenguas indígenas

El estudio de las lenguas indígenas comenzó desde la llegada misma de los españoles al territorio que actualmente ocupa México. Algunos de los misioneros, por encontrarse más cercanos a los nativos, advirtieron las semejanzas que existían entre algunas de las lenguas, por ejemplo, el zapoteco y el mixteco. En el siglo XIX, las lenguas nativas fueron objeto de una clasificación semejante a la que se realizaba en Europa para las lenguas indoeuropeas. Esta tarea fue emprendida por Manuel Orozco y Berra, intelectual mexicano de la segunda mitad del siglo XIX. Algunas de sus hipótesis clasificatorias fueron retomadas por Morris Swadesh a principios del siglo XX. Las lenguas de México pertenecen a ocho familias de lenguas (además de algunas lenguas de filiación dudosa y otras lenguas aisladas), de las cuales las tres más importantes tanto en número de hablantes como en número de lenguas son las lenguas uto-aztecas, las lenguas mayenses y las lenguas otomangues.
Uno de los grandes problemas que presenta el establecimiento de relaciones genéticas entre las lenguas de México es la falta de documentos escritos antiguos que permitan conocer la evolución de las familias lingüísticas. En muchos casos, la información disponible consiste en unas cuantas palabras registradas antes de la desaparición de un idioma. Tal es el caso, por ejemplo, del idioma coca, cuyos últimos vestigios lo constituyen algunas palabras de las que se sospecha pertenecen más bien a alguna variedad del náhuatl hablado en Jalisco. Swadesh calculaba que el número de idiomas hablados en el territorio mexicano llegaba a los ciento cuarenta. Actualmente sólo sobreviven sesenta y cinco.
Clasificación de las lenguas indígenas de México
FamiliaGruposLenguaTerritorio
Lenguas yuto-aztecas
Se trata de la familia de lenguas amerindias más extendida en el territorio mexicano. Asimismo, es la que posee el mayor número de hablantes.
Yuto-aztecas meridionalesTepimanoPápagoSonora
Pima bajoSonora, Chihuahua
TepehuánChihuahua, Durango
Tepecano (†)Jalisco
TaracahitaTarahumaranoTarahumaraChihuahua
GuarijíoSierra Madre Occidental
CahitaYaquiSonora
MayoSonora y Sinaloa
ÓpataÓpata (†)Sonora
Eudeve (†)Sonora
Tubar (†)Sonora
Corachol-aztecanoCoracholCoraNayarit
HuicholNayarit
NáhuatlPochuteco (†)Oaxaca
NáhuatlValle de México, Sierra Madre Oriental, Veracruz
Lenguas hokanas
Aunque esta familia es todavía discutida por los lingüistas, agrupa numerosas lenguas habladas en las zonas áridas de México y Estados Unidos. Algunas propuestas incluyen a la lengua seri, pero en las más recientes esta lengua aparece como una lengua aislada. La mayor parte de las lenguas hokanas se han extinguido, y otras están a punto de desaparecer.
Lenguas yumano-cochimíesYumanasPaipaiPenínsula de Baja California
Cucapá
Cochimí (Mti'pai)
Kumiai
Nak'ipa (†)
'Ipa juim (†)
Kiliwa
CochimíesCochimí (†)
Ignacieño (†)
Borjeño (†)
Tequistlateco-chontalesChontal de OaxacaOaxaca
Tequistlateco (†)
Lenguas del sur de Baja California
Se trata de un conjunto de lenguas habladas en el sur de la península de Baja California. Actualmente todas se encuentran extintas. La escasa documentación sobre las lenguas hacen dudosa su clasificación. Incluso se ha puesto en duda la posibilidad de que todas esas lenguas hayan formado parte de una misma familia. Algunos lingüistas indican que es posible que hayan tenido alguna lejana relación con el cochimí, y por tanto, formarían parte de la familia hokana.
Guaicura (†)Baja California Sur
Laimón (†)
Aripe (†)
Huichití (†)
Cadégomeño (†)
Didiu (†)
Pericú (†)
Isleño (†)
Monguí (†)
Lenguas álgicas
La única lengua álgica hablada en México es el kikapú, un idioma sumamente cercano al fox. La tribu kikapú se estableció en Coahuila en el siglo XIX, debido a la invasión de su territorio original (Oklahoma) por otras tribus y blancos.
Lenguas algonquianasCentralesKikapúCoahuila
Lenguas otomangueanasOtomangue occidentalOto-pame-chinantecanoOto-pameOtomíCentro de México
MazahuaEstado de México
Matlatzinca
Tlahuica
Pame
JonazGuanajuato, San Luis Potosí
ChinantecanoChinantecoOaxaca y Veracruz
Tlapaneco - mangueanoTlapanecoTlapanecoGuerrero
MangueanoChiapaneco (†)Chiapas
Otomangue orientalPopoloca-ZapotecanoPopolocanoMazatecoOaxaca y Veracruz
IxcatecoOaxaca
ChochoOaxaca
PopolocaPuebla
ZapotecanoZapotecoOaxaca
ChatinoOaxaca
PapabucoOaxaca
SoltecoOaxaca
Amuzgo - mixtecanoAmuzgoAmuzgoOaxaca y Guerrero
MixtecanoMixtecoEscudo Mixteco
CuicatecoCañada de Cuicatlán
TriquiOaxaca
Lenguas toto-zoquenas
Los primeros intentos clasificatorios, como el de Orozco y Berra, proponían una afinidad entre las lenguas mixe-zoqueanas y las lenguas otomangueanas. Sin embargo, la evidencia reciene apunta a que el mixe-zoqueano está emparentado con el totonaco-tepehua. También la lengua de los olmecas parece ser una forma de mixe-zoqueano.
Mixe-zoqueanoMixeanoMixe de OaxacaVariedades mixes de la sierra de JuárezSierra de Juárez (Oaxaca)
Mixe del GolfoPopoluca de SayulaVeracruz
Popoluca de OlutaVeracruz
ZoqueanoZoque del GolfoPopoluca de TexistepecVeracruz
Popoluca de SoteapanVeracruz
Zoque de los ChimalapasZoque de San Miguel ChimalapaLos Chimalapas (Oaxaca)
Zoque de Sta. María Chimalapa
Zoque de ChiapasVariedades zoques de ChiapasPoniente de Chiapas
Totonaco-tepehuaTotonacanoTotonacoSierra Madre Oriental (Veracruz y Puebla)
Tepehua
Lenguas mayenses
Las lenguas mayenses (o mayances) se encuentran distribuidas en el sureste de México y el norte de Centroamérica. Aislada de este núcleo se encuentra la lengua huasteca, que se habla en el norte de Veracruz y el oriente de San Luis Potosí. Algunas propuestas han incluido a las lenguas mayenses en el grupo macro-penutí. En otras hipótesis se ha señalado que pudiera haber alguna relación entre las familias totonacana, mixe-zoqueana y la mayense, aunque la propuesta no ha ganado muchos adeptos. Muchas de las lenguas mayas habladas en México tienen un escaso número de hablantes. Esto se debe a que varios de esos idiomas pertenecen a grupos de guatemaltecos que se refugiaron en México durante la guerra civil. En la actualidad son consideradas como lenguas nacionales, como el resto de las lenguas indígenas.
HuastecoHuastecoRegión Huasteca
Chicomulteco (†)
YucatecanoYucateco - lacandónMaya yucatecoPenínsula de Yucatán
LacandónChiapas
Mayense occidentalCholano - tzeltalanoCholanoCholChiapas
Chontal de TabascoTabasco
TzeltalanoTzeltalChiapas
Tzotzil
Kanjobalano - ChujKanjobalanoKanjobal
Jacalteco
Motozintleco
ChujanoChuj
Tojolabal
Mayense orientalQuicheanoKekchíKekchíChiapas
Pokom - quicheanoQuichéChiapas y Guatemala
CakchiquelChiapas y Guatemala
MameTeco-MameMamChiapas
Aguacateco-IxilAguacatecoChiapas y Veracruz
IxilChiapas, Quintana Roo y Campeche
Lenguas aisladas
Se ha intentado agrupar estas lenguas en familias más amplias, aunque sin éxito. Al purépecha y al huave se le ha intentado atribuir, sin éxito, orígenes sudamericanos. El huave también ha sido relacionado con las lenguas penutíes por Swadesh. Aunque se dispone de muy poca información, se ha pretendido relacionar al extinto coahuilteco con las lenguas hokanas y las lenguas comecrudanas. El seri se ha incluido por mucho tiempo, sin evidencia contundente, a la gran familia hipotética hokana. El cuitlateco aparece en algunas clasificaciones como parte de la familia yuto-azteca. Del pericú es tan poco lo que se sabe y tantas eran sus diferencias con las otras lenguas de la península de Baja California, que ni los mismos misioneros del siglo XVII se atrevieron a establecer relaciones entre esta lengua y el resto de las peninsulares. Actualmente se propone que los pericú debieron ser descendientes de los primeros pobladores de la región.
PurépechaMichoacán
HuaveOaxaca
Cuitlateco (†)Guerrero
Coahuilteco (†)Coahuila
seriSonora
Lenguas no-clasificadas
Además existe un conjunto de lenguas con documentación muy escasa y referencias a lenguas de pueblos extinguidos, que no han podido ser clasificadas por falta de información. Ver por ejemplo Lenguas no clasificadas de México.
Cotoname (†)Tamaulipas
Quinigua (†)Nuevo León
Solano (†)Coahuila de Zaragoza
Naolano (†)Tamaulipas
Maratino (†)Tamaulipas
Chumbia (†)Guerrero

[editar] De la castellanización a la educación intercultural bilingüe

Las tribus llamadas genéricamente apaches eran nómadas que entraron en conflicto con los estados del norte de México durante el siglo XIX, al final accedieron a regresar al norte del Río Bravo, donde permanecen. Sus lenguajes y costumbres están muy bien documentados.
Por castellanización se entiende, en México, el proceso de adopción de la lengua española por parte de los pueblos indígenas. Como se señaló anteriormente, sus antecedentes de jure más remotos datan del siglo XVII, aunque no fue sino hasta el siglo XIX cuando alcanzó su máxima expresión, en el contexto de la República liberal. Con la generalización de la educación pública, la castellanización se hizo más profunda aunque ello no derivó en el abandono absoluto de las lenguas indígenas por parte de sus hablantes. En otros casos, la castellanización fue acompañada por el exterminio físico o el etnocidio; casos especiales son los yaquis (Guerra del Yaqui, 1825-1897), los mayas (Guerra de Castas, 1848-1901) y los californios[4] (cuyas lenguas se extinguieron a finales del siglo XIX, luego de una larga agonía que comenzó con el establecimiento de misiones católicas en la península). Los apaches[5] son un caso un poco diferente, aunque resistieron cualquier esfuerzo de castellanización desde el siglo XVII, entraron en conflicto abierto con españoles y mexicanos, e incluso con las demás etnias del norte (tarahumaras, sumas, conchos, tobosos). Esto se agudizó al ser empujados hacia el oeste por la expansión de Estados Unidos, causando el constante conflicto en los estados del norte de México y del sur de Estados Unidos (Guerra apache, durante todo el XIX).
La castellanización tenía como propósito eliminar las diferencias étnicas de los indígenas con respecto al resto de la población, para, en última instancia, integrarlos en "igualdad" de condiciones a la nación. En México, uno de los principales criterios históricos para la definición de lo indígena ha sido la lengua (el criterio "racial" sólo desapareció en el discurso oficial en la tercera década del siglo XX). Por ello, las estrategias para inducir el abandono de las lenguas indígenas estaban dirigidas principalmente a la prohibición legal de su empleo en la educación, la prohibición fáctica del ejercicio de la docencia para los indígenas (cuando un indígena llegaba a ser profesor, el gobierno se encargaba de reubicarlo en una comunidad donde no se hablara su lengua madre) y otras similares.

Contra lo que pensaban los defensores de la castellanización de los indígenas, su incorporación al mundo de habla española no significó una mejoría en las condiciones materiales de existencia de los grupos étnicos. La política de castellanización se tropezaba también con las carencias del sistema educativo nacional. Suponía que los educandos manejaban de antemano la lengua española, aunque en muchas ocasiones no ocurría de esta forma. Muchos indígenas que tuvieron acceso a la educación pública durante la primera mitad del siglo XX en México eran monolingües, y al prohibírseles el uso de la única lengua que manejaban, eran incapaces de comunicarse en el medio escolar. Por otra parte, los docentes muchas veces eran indígenas cuyo dominio del español también era precario, lo que contribuyó a la reproducción de las deficiencias competitivas entre los niños. En vista de lo anterior, en la década de 1970 se incorporó la enseñanza en lengua indígena en las zonas de refugio, pero sólo como un instrumento transitorio que debería contribuir a un aprendizaje más efectivo del español.
Durante la década de 1980, la educación bilingüe fue objeto de una promoción intensiva (en términos comparativos con períodos anteriores, puesto que nunca ha constituido un sistema masivo en México). Pero aun cuando los propósitos seguían siendo los mismos (la incorporación de los indígenas a la nación mestiza y la castellanización), se enfrentaba desde entonces a las carencias que acusa el sistema de educación intercultural implementado en la segunda mitad de la década de 1990. A saber, que el profesorado asignado a zonas de habla indígena con frecuencia no domina el idioma indígena que hablan sus estudiantes. Por otra parte, sólo en fechas muy recientes la Secretaría de Educación Pública se preocupó por la producción de textos en lenguas indígenas, y sólo en algunas de ellas. La gran diversidad lingüística de México, aunada a las dimensiones reducidas de algunas comunidades lingüísticas, han conducido al sistema de educación intercultural bilingüe a enfocarse sólo en los grupos más amplios.

[editar] Bilingüismo y diglosia

La mayor parte de los hablantes de lenguas indígenas en México son bilingües. Esto es resultado de un largo proceso histórico en que sus lenguas fueron relegadas a los ámbitos de la vida comunitaria y doméstica. Debido a ello, la mayor parte de los indígenas se vieron en la necesidad de aprender a comunicarse en español tanto con las autoridades como con los habitantes de las poblaciones mestizas, que se convirtieron en los centros neurálgicos de las redes comunitarias en que se veían integradas sus sociedades. A la declinación del número de monolingües entre los mexicanos hablantes de lenguas indígenas contribuyó también, como se ha señalado antes, la intensiva campaña educativa de corte castellanizante.
En la actualidad, existen comunidades lingüísticas donde menos del 10% de sus miembros hablan exclusivamente la lengua amerindia. Es el caso de la comunidad lingüística de los Chontales de Tabasco, que apenas presentan un 0,13% de monolingües del total. Les siguen los yaquis (0,33%) mazahuas (grupo étnico del estado de México, caracterizado por su temprana integración en la red económica de grandes ciudades como México, D.F. y Toluca), con 0,55% de monolingües; y los mayos de Sonora y Sinaloa, con 1,78%. Las comunidades con la mayor cantidad de indígenas monolingües son también aquellas donde el analfabetismo es más elevado o cuyo territorio étnico tradicional se localiza en las regiones más marginadas de México. Tal es el caso de los amuzgos de Guerrero y Oaxaca, con 42% de monolingües y 62% de analfabetismo; los tzeltales y tzotziles de los Altos de Chiapas, con 36,4% y 31,5% de monolingües respectivamente; y los tlapanecos de la Montaña de Guerrero, con 31,5% de monolingüismo.
En años recientes, algunas comunidades lingüísticas indígenas de México han emprendido campañas de rescate y revalorización de sus propias lenguas. Quizá la excepción sean los zapotecos de Juchitán, núcleo urbano de Oaxaca donde la lengua zapoteca tiene una fuerte presencia en todos los ámbitos de la vida desde el siglo XIX. Los movimientos reivindicadores de las lenguas indígenas han tenido lugar casi exclusivamente entre aquellos pueblos con elevado bilingüismo o que de una u otra manera se han insertado en la vida urbana. Este es el caso de los hablantes de maya yucateco, los purépechas de Michoacán, los nahuas de Milpa Alta o los mixtecos que viven en Los Ángeles.
Pero lo general es que las lenguas indígenas sigan relegadas a la vida familiar y comunitaria. Un ejemplo notable es el de los otomíes de algunas regiones del valle del Mezquital. Estos grupos se han negado a recibir instrucción en su propia lengua, dado que esos son conocimientos que se pueden aprender "en la casa", y que finalmente carecerán de utilidad práctica en la vida futura de los educandos. Lo que solicitan los padres en casos de este tipo es que la alfabetización de los niños indígenas sea en lengua española, dado que es un idioma que necesitarán para relacionarse en lugares distintos de la comunidad de origen. Porque aunque la ley mexicana haya elevado al rango de lenguas nacionales a las lenguas indígenas (más conocidas por el común de los mexicanos como dialectos, palabra empleada en el sentido de que no son verdaderas lenguas), el país carece de mecanismos para garantizar el ejercicio de los derechos lingüísticos de los indígenas. Por ejemplo, los materiales editados (textos o fonogramas) en estos idiomas son muy pocos, los medios de comunicación no prestan espacios para su difusión, salvo algunas estaciones creadas por el desaparecido Instituto Nacional Indigenista (actual Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas o CDI) en zonas con amplia población hablante de idiomas indios; y porque, finalmente, la mayor parte de la sociedad mexicana se comunica en español.

[editar] Otras lenguas

Aunque el español es la lengua mayoritaria de México, el inglés es usado ampliamente en los negocios. El dominio del idioma inglés es una característica muy demandada en la búsqueda de empleados profesionistas, lo cual ha llevado a un incremento exponencial en la cantidad de escuelas e institutos de enseñanza del inglés y la mayoría de las escuelas privadas ofrecen educación bilingüe e incluso lo que se ha denominado "bicultural". También es un idioma importante y se habla en las ciudades fronterizas, pero en éstas, al igual que en algunas del lado estadounidense, se ha mezclado con el español creando un dialecto híbrido llamado espanglish. El inglés también es el idioma principal de las comunidades de inmigrantes estadounidenses en las costas de Baja California, y en pequeños pueblos, como San Miguel de Allende, Chapala o Taxco donde la población de origen estadounidense representa al 50% de la población.
No se tienen datos oficiales acerca de la presencia de otros idiomas no indígenas en el territorio mexicano. El INEGI los incluye dentro de la categoría Otras lenguas extranjeras, aunque en sus tabulados finales no se desglosan cuáles son esas lenguas extranjeras.
El Instituto Lingüístico de Verano calculaba que a mitad de la década de 1990 existían 70 mil hablantes de bajo sajón en la república. La mayor parte de ellos se asientan en los territorios semidesérticos de Chihuahua, Zacatecas, Durango, Tamaulipas y Campeche. De esa comunidad, menos de la tercera parte habla también español, lo cual se puede explicar por el aislamiento de la comunidad menonita con respecto a sus vecinos. Asimismo, aunque se estima que la población de gitanos en el país debía ascender a unos 16 mil individuos; el ILV calcula que de ellos, unos cinco mil hablan el idioma romaní o caló.
Hoy en día la gente en Chipilo todavía habla la lengua véneta de sus bisabuelos. La variante véneta que se habla es el feltrino-belunés. Resulta sorprendente que el véneto chipileño no haya sido muy influido por el español, en comparación con cómo ha sido alterado en Italia por el italiano. Aunque el gobierno estatal no lo ha reconocido, por el número de hablantes, el dialecto véneto es una lengua minoritaria de inmigración en Puebla. Sin embargo, desde hace algunos años los chipileños están trabajando por el reconocimiento de su lengua con pláticas con el INAH y sobre todo con el trabajo cultural que realizan de manera constante.
Sobre las lenguas ibéricas habladas en México, se tiene registro del uso del catalán, vasco y gallego. Los hablantes de estas lenguas son principalmente gente de edad avanzada que llegó a México a causa de la Guerra Civil Española, y también estas lenguas son habladas en menor escala por algunos de sus hijos y nietos que ya son mexicanos de nacimiento y por nuevos migrantes españoles que han arribado al país en los últimos años. El catalán es el idioma ibérico más hablado en México, según fuentes de la comunidad catalana estiman aprox. 12.000 hablantes que se concentran en México DF, Puebla, Quintana Roo, Baja California, Colima, Jalisco y Sinaloa, la segunda lengua ibérica es el vasco con 8.500 hablantes dispersos en el Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Coahuila, Jalisco, Colima y Oaxaca, y la tercera el gallego con 6.000 hablantes dispersos principalmente en el Distrito Federal, Estado de México, Veracruz y Jalisco. Del asturiano y del extremeño, muchas de sus palabras se mantienen presentes en el léxico hablado por los mexicanos; muy en partícular los las regiones Centro y Bajío.
Por otra parte, se sabe de la presencia de comunidades importantes de hablantes del francés, alemán, italiano, ruso, portugués, árabe, hebreo, griego, sueco, rumano, chino, japonés, filipino y coreano, aunque el ILV no presenta datos que permitan exponer una cifra acerca de su peso en las estadísticas pero los estudios que se tienen también se estiman en base a los datos que establecen estas comunidades así mismo como los de la secretaría de migración que también arroja datos aproximados. En la misma situación se encuentran muchos grupos indígenas no nativos de México y cuyas lenguas no fueron consideradas nacionales por la legislación del país (cosa que sí ocurrió, por ejemplo, con las lenguas de los refugiados guatemaltecos). En este caso está una importante comunidad de ecuatorianos y peruanos hablantes de quechua asentados en el Distrito Federal, Estado de México, Morelos y Puebla.
Entre la frontera México-Estados Unidos, hay presencia de lenguas norteamericanas como el kikapú, el kumiai y el pápago que se hablan entre ambos países y que también han sido reconocidas como lenguas nacionales. Sin embargo, después del exterminio o etnocidio de las diversas tribus apaches en territorio mexicano. En el censo parcial de población realizado por el INEGI en el 2005, se registró grupos indígenas no nativos de México, entre ellos 640 hablantes de afro-seminola, 37 hablantes de navajo, 22 hablantes de apache mescalero, 12 hablantes de yavapai en los estados de Chihuahua, Sonora, Coahuila y Baja California con un trilingüismo muy marcado entre los indígenas de la frontera México-Estados Unidos; en el caso de los navajos se dio por intereses comerciales que tienen con mexicanos en la venta de lana o forraje para ganado y en el caso de los apaches se dio por la reintroducción del búfalo americano en las reservas naturales del cañón de Santa Helena y Boquillas del Carmen que se ubican en las riberas sureñas del Río Bravo donde seis familias indígenas pertenecientes a esta etnia decidieron vivir de nueva cuenta en territorio mexicano sin importar los problemas fronterizos como en antaño vivían sus ancestros en las vastas llanuras del desierto chihuahuense.
Aunque México se reconoce, según sus leyes, como un país multicultural y determinado a la protección de las lenguas de sus diversos pueblos, no ha dado personalidad legal a las comunidades lingüísticas enumeradas en este apartado. La ley mexicana no contempla protección o promoción para estos idiomas, aun cuando forman parte de la identidad de un grupo de ciudadanos mexicanos. Cabe notar que en este punto, la legislación mexicana es equiparable respecto a las legislaciones de la mayoría de los países occidentales, en donde las lenguas de inmigrantes relativamente recientes, o marginales poblacionalmente, tienden a no ser consideradas como lenguas nacionales en riesgo, y por lo tanto, dignas de protección.

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